Hemos llegado al cuarto día de Cuaresma y nos encontramos con una fuerte invitación a la gratuidad. Es interesante notar cómo en el evangelio de hoy Jesús debe justificar sus acciones frente a los escribas y fariseos. Si lo pensamos bien, a veces también nosotros corremos el riesgo de comportarnos como ellos.
Es muy fácil que también nosotros nos coloquemos ante nuestros hermanos con la actitud de estos hombres "religiosos" en busca de justicia, de igualdad de trato o de certezas.
Sólo la certeza de ser bendecidos con un gran amor y una llamada gratuita pueden dar a nuestro corazón la paz que busca. Solo de esta condición puede surgir una verdadera y profunda conversión: sólo el amor verdadero transforma.
Hoy en la oración pidamos al Señor que nos recuerde a menudo este amor que nos precede: sólo así nuestros pasos serán profundos y duraderos.
Oremos por todos aquellos que se sienten llamados a algo grande pero tienen miedo de tomar decisiones porque se sienten inadecuados, para que experimenten el poder de un amor que transforma.
Primera Lectura
Si ofreces tu pan al hambriento, tu oscuridad será como el mediodía.
Lectura del libro de Isaías (58, 9b-14)
Así habla el Señor:
Éste es el ayuno que Yo amo:
Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía. El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan.
Reconstruirás las ruinas antiguas, restaurarás los cimientos seculares, y te llamarán "Reparador de brechas", "Restaurador de moradas en ruinas".
Si dejas de pisotear el sábado, de hacer tus negocios en mi día santo; si llamas al sábado "Delicioso" y al día santo del Señor "Honorable"; si lo honras absteniéndote de traficar, de entregarte a tus negocios y de hablar ociosamente, entonces te deleitarás en el Señor; Yo te haré cabalgar sobre las alturas del país y te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob, porque ha hablado la boca del Señor.
Palabra de Dios.
Evangelio
Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, para que se conviertan
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (5, 27-32)
Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y sus escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: “¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?”
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, para que se conviertan”.
Palabra del Señor.
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