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San José, Esposo de la Virgen María

La solemnidad de San José cada año "rompe" el período de Cuaresma introduciéndonos en la perspectiva de la misión de San José dentro de la economía de la Salvación.

Todas las lecturas que hoy se nos proponen para la meditación tienen como tema central la confianza en la acción del Señor que obra grandes cosas en la historia de cada hombre especialmente donde parece que no hay nuevos horizontes.

Contemplando a San José y su disponibilidad a la acción de Dios, descubrimos que también nosotros estamos llamados a "abandonar las armas" para acoger los planes de Dios en nuestra historia, especialmente cuando nos llevan más allá de nuestros planes.

Estamos llamados a dar cabida a lo inesperado, a lo inexplicable, y es precisamente aquí donde la celebración de hoy nos ayuda a adentrarnos más profundamente en el Misterio Pascual: con la Muerte y Resurrección de Cristo somos introducidos "en el más allá" de Dios que , por amor nuestro nos da a su propio Hijo.

¡Hoy, abrámonos con confianza a las llamadas del Señor y oremos por todos aquellos que descubren que están llamados a dar pasos desafiantes en su camino espiritual!


PRIMERA LECTURA

El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.

Lectura del segundo Libro de Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16

La palabra del Señor llegó al profeta Natán en estos términos: “Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: Cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, Yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza. Él edificará una casa para mi Nombre, y Yo afianzaré para siempre su trono real. Seré un padre para él, y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y tu trono será estable para siempre”.

Palabra de Dios.

 

SEGUNDA LECTURA

Esperando contra toda esperanza, creyó.

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 4, 13. 16-18. 22

Hermanos:

La promesa de recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe.

Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común como dice la Escritura: “Te he constituido padre de muchas naciones”. Abraham es nuestro padre a los ojos de Aquél en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen.

Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: “Así será tu descendencia”. Por eso, la fe le fue tenida en cuenta para su justificación.

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 1, 16. 18-21. 24a.

Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.

Éste fue el origen de Jesucristo:

María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo, no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.

Mientras pensaba esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su Pueblo de sus pecados”.

Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado.

Palabra del Señor.

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