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AMADO

Nadie es tan feliz como quien se sabe amado (Alda Merini)

Es hermoso cómo el Evangelio de Juan, al registrar el clima creciente de tensión y violencia en torno a Jesús, destaca la certeza fundamental que permite al Señor afrontar todo.

Pero al mismo tiempo es amargo constatar que será precisamente por esta certeza fundamental que será condenado a muerte ante todo en el corazón de muchos.

Desde Caín en adelante, la humanidad ha padecido los grandes celos de envidiar el amor de los demás. Pero Jesús no vino al mundo para contrastar su amor con el Padre con el nuestro, sino para decirnos que todos estamos llamados a entrar en la lógica del mismo amor. Es decir, quiere decirnos que no debemos envidiar algo a lo que nosotros mismos estamos llamados a vivir y a recibir como don. (LM Epicoco)

Hoy en la oración podemos preguntarnos, con sencillez y verdad, si nos sentimos amados. Mejor aún si reconocemos en el amor que recibimos cada día el eco del de Aquel que lo dio todo por nosotros. Podemos construir la Paz donde no hay necesidad de defender nuestras "conquistas", porque sabemos todo lo hemos recibido "gratis".

 

Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que Él quiere.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 5, 17-30

Jesús dijo a los judíos:

“Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo”. Pero para los judíos ésta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.

Entonces Jesús tomó la palabra diciendo: “Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo.

Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados.

Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que Él quiere. Porque el Padre no juzga a nadie: Él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre.

El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en Aquél que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida. Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán.

Así como el Padre tiene la vida en sí mismo, del mismo modo ha concedido a su Hijo tener la vida en sí mismo, y le dio autoridad para juzgar porque Él es el Hijo del hombre.

No se asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio.

Nada puedo hacer por mí mismo.

Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que Yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de Aquél que me envió”. Palabra del Señor.



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