Dios todopoderoso y eterno, tú nos has redimido por la santa muerte y la resurrección de Jesucristo; mantén viva en nosotros la obra de tu misericordia para que, por la participación en este santo misterio, permanezcamos dedicados a tu servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor. (Oración después de la comunión)
En este día la Liturgia nos invita a vivir un momento de particular intensidad.
Recorriendo el relato de la Pasión podemos encontrar diversos elementos para nuestra oración personal, aprovechamos la gracia que se nos ofrece y meditemos sobre el gran amor con el que fuimos salvados.
De este amor podemos obtener una alegría profunda para nuestra vida cotidiana.
¡Contemplando este Don vivamos una buena espera!
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