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Jueves de la primera semana

Nuestro camino cuaresmal continúa y en la medida en que nos dejamos tocar interiormente, emerge una nueva conciencia de lo que somos. Cosas en las que es necesario madurar en la búsqueda de una mayor comunión con Dios y con los hermanos. Ayer el profeta Jonás nos ayudó a entender que no es nada obvio confiar en las señales que recibimos en nuestra vida diaria.

Hoy, en compañía de la reina Ester, estamos llamados a “postrarnos en tierra” en actitud de oración sincera y confiada.

A veces en nuestra vida experimentamos situaciones complicadas y dolorosas que nos roban la fuerza y ​​la alegría de vivir. Pensando en esta mujer podemos dar esos pasos necesarios en el camino del abandono.

En el Evangelio, Jesús nos repite continuamente que tenemos un Padre bueno que nos cuida.

Hoy tratemos de vivir un momento de oración sin defensas, con toda la verdad de nosotros mismos. Dejemos aflorar nuestros sentimientos, dolores y preocupaciones más profundas, porque:

"¡El Padre de ustedes que está en el Cielo dará cosas buenas a aquéllos que se las pidan!"
 

PRIMERA LECTURA

Señor, no tengo otra ayuda fuera de ti.

Lectura del libro de Ester 3, 6; 4, 11-12. 14-16. 23-25

El rey de Persia firmó un decreto, ordenando que todos los judíos fueran exterminados del país por la espada. Al enterarse, todo Israel clamaba con todas sus fuerzas, porque veían que su muerte era inminente.

La reina Ester, presa de una angustia mortal, también buscó refugio en el Señor. Luego oró al Señor, Dios de Israel, diciendo:

“¡Señor mío, nuestro Rey, Tú eres el Único! Ven a socorrerme, porque estoy sola, no tengo otra ayuda fuera de ti y estoy expuesta al peligro.

Yo aprendí desde mi infancia, en mi familia paterna, que Tú, Señor, elegiste a Israel entre todos los pueblos, y a nuestros padres entre todos sus antepasados, para que fueran tu herencia eternamente.

¡Y Tú has hecho por ellos lo que habías prometido!

¡Acuérdate, Señor, y manifiéstate en el momento de nuestra aflicción! Y a mí, dame valor, Rey de los dioses y Señor de todos los que tienen autoridad. Coloca en mis labios palabras armoniosas cuando me encuentre delante del león, y cámbiale el corazón para que deteste al que nos combate y acabe con él y con sus partidarios.

¡Líbranos de ellos con tu mano y ven a socorrerme, porque estoy sola, y no tengo a nadie fuera de ti, Señor!

Tú, que lo conoces todo”.

Palabra de Dios.

 

EVANGELIO

El que pide recibe.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 7, 7-12

Jesús dijo a sus discípulos:

Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.

¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el Cielo dará cosas buenas a aquéllos que se las pidan!

Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.

Parola del Signore.

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