El llamado de Jeremías nos invita a escuchar activamente la palabra de Dios, debemos reconocer que la mayoría de las veces “escuchamos” palabras que sin embargo no tienen cabida dentro de nosotros.
Las palabras que Dios dirige al pueblo son el fundamento de la alianza: definen la identidad misma de Israel como pueblo de Dios. Cuando respondemos a los llamados del Señor, estamos seguros de ser felices precisamente porque somos fieles a nuestra identidad.
Todos hemos experimentado cómo escuchar verdaderamente al otro (cualquier otro) nos transforma, no nos quedamos igual. El sonido que nos llega y encuentra aceptación produce un cambio en lo íntimo y estimula la acción. ¡Esto también sucede con la Palabra de Dios si encuentra un lugar en nosotros!
Escuchar la palabra que es Jesús, guardarla en el corazón, dejarla purificar y transformar los sentimientos y la mentalidad, y ponerla en práctica, nos hace más auténticamente lo que estamos llamados a ser.
¡Hoy tomemos un tiempo para escuchar!
PRIMERA LECTURA
Ésta es la nación que no ha escuchado la voz del Señor, su Dios.
Lectura del libro de Jeremías 7, 23-28
Así habla el Señor:
Ésta fue la orden que les di a sus padres el día que los hice salir de Egipto: “Escuchen mi voz, así Yo seré su Dios y ustedes serán mi Pueblo; sigan por el camino que Yo les ordeno, a fin de que les vaya bien”.
Pero ellos no escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que obraron según sus designios, según los impulsos de su corazón obstinado y perverso; se volvieron hacia atrás, no hacia adelante.
Desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta el día de hoy, Yo les envié a todos mis servidores los profetas, los envié incansablemente, día tras día. Pero ellos no me escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que se obstinaron y obraron peor que sus padres.
Tú les dirás todas estas palabras y no te escucharán; los llamarás y no te responderán. Entonces les dirás: “Ésta es la nación que no ha escuchado la voz del Señor, su Dios, ni ha recibido la lección. La verdad ha desaparecido, ha sido arrancada de su boca”.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
El que no está conmigo está contra mí.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 11, 14-23
Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada, pero algunos de ellos decían: “Éste expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, exigían de Él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul. Si Yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces. Pero si Yo expulso a los demonios con la fuerza de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.
Palabra del Señor.