Comienza una semana y entramos en el ritmo cotidiano con una clara invitación del Señor: ¡"sean santos"! Y lo que podría parecer algo dado por sentado o banal, inmediatamente encuentra un impacto concreto en la relación con nuestros hermanos, ¡especialmente con los más pobres!
Si prestamos atención a la primera lectura, podemos encontrar varios elementos para un profundo examen de conciencia sobre nuestra relación con cada hombre. Pero es el Evangelio el que suscita algo más en nosotros: cada hombre al que nos acercamos (incluso si nos desagrada) es una revelación del rostro de Jesús, tierra sagrada habitada por una "presencia" que no puede dejarnos indiferentes.
En nuestra vida cotidiana dejémonos interpelar por las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, a veces se nos pide realizar acciones discretas colmas de significado: un vaso de agua, un momento de escucha, una caricia a alguien en agonía, una palabra de consuelo.
Hoy en la oración pedimos el don de una mirada abierta, sensible a aquellos rasgos del rostro del Señor Jesús que nos cuesta aceptar. ¡Pedimos un corazón acogedor como el de Jesús que sea casa para todos sin distinción!
¡Oremos en particular por todas las personas que han muerto bajo la indiferencia de todos en este último período!
PRIMERA LECTURA
Juzgarás a tu prójimo con justicia.
Lectura del libro del Levítico (19, 1-2. 11-18)
El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque Yo, el Señor su Dios, soy santo. Ustedes no robarán, no mentirán ni se engañarán unos a otros. No jurarán en falso por mi Nombre, porque profanarían el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás; y no retendrás hasta la mañana siguiente el salario del jornalero. No insultarás a un sordo ni pondrás un obstáculo delante de un ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy el Señor.
No cometerás ninguna injusticia en los juicios. No favorecerás arbitrariamente al pobre ni te mostrarás complaciente con el rico: juzgarás a tu prójimo con justicia. No difamarás a tus compatriotas, ni pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el Señor.
No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
En la medida que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo (25, 31-46)
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y Él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquéllas a su derecha y a éstos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me alojaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”.
Los justos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?”
Y el Rey les responderá: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
Luego dirá a los de su izquierda: “Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me alojaron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron”.
Éstos, a su vez, le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?”
Y Él les responderá: “Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo”.
Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna.
Palabra del Señor.
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