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PRECIO

De este modo, en la víspera del Triduo, la liturgia trata de ofrecernos una última y dramática oportunidad de involucrarnos en el misterio pascual. También poniendo en nuestros labios las terribles -pero pronunciables- palabras de no indiferencia: "¿Soy yo, Señor?" Roberto Pasolini

Dios siempre trata de llevar al hombre de vuelta al camino correcto a tomar, lo llama, lo dirige, lo invita a volver... en el Evangelio de hoy, Judas, no entiende esto, a pesar de que Jesús haga un discurso sobre la traición, es como si le dijera claramente que conoce todos sus movimientos e intenciones.

Hay un marcado contraste en esta página: Jesús, obediente al Padre y a su voluntad de amor y Judas, obediente al mal tramado junto con otros.

En medio de este drama se celebra la Pascua y los discípulos no comprenden el verdadero sentido: La Pascua es el mismo Jesús.

Dentro de este momento de celebración, Jesús anuncia la traición que entristece el corazón de cada discípulo. Preguntémonos también: ¿qué relación tengo yo con Jesús? ¿Me quedo con él para traicionarlo como lo hizo Judas o me quedo con él aunque no esté claro lo que me pide?


El Hijo del hombre se va, como está escrito de Él, pero, ¡ay de aquél por quien será entregado!

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 26, 14-25

Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me darán si se lo entrego?” Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.

El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: “¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?”

Él respondió: “Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: “El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos””.

Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.

Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: “¿Seré yo, Señor?”

Él respondió: “El que acaba de servirse de la misma fuente que Yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!”

Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: “¿Seré yo, Maestro?” “Tú lo has dicho”, le respondió Jesús. Palabra del Señor.

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