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PROMESA

El Señor elige visitar a Abraham, para renovar la esperanza en su corazón, justo cuando su cuerpo se encuentra en un estado de gran postración. En ese momento, los ojos ya no se vuelven hacia el cielo con todas sus estrellas, sino hacia el polvo de la tierra, donde Abraham es alcanzado nuevamente por el silencio de la Palabra de Dios, siempre heraldo de grandes e imposibles anuncios: " Serás padre de multitud de naciones. Ya no te llamarás Abram, sino que te llamarás Abraham, porque te haré padre de multitud de naciones” Roberto Pasolini

La primera lectura de hoy nos lleva a captar la presencia de Dios en la vida de Abraham como Aquel que está presente en el momento de la angustia, e este momento de profunda tensión y dolor viene alcanzado nuevamente una promesa.

A nosotros también se nos dirige una palabra de esperanza, pero como los líderes y maestros de la ley, corremos el riesgo de tener la visión borrosa: el egoísmo y la envidia dañan el corazón y lo endurecen hasta el punto de no permitir que el amor de Dios toque el corazón, para abrirse a la novedad y belleza que el Señor trae a su existencia.

Hoy en la oración pedimos el don de estar abiertos al don de Dios en nuestra vida para ser cada vez más y mejores constructores de PAZ.


Abraham, el padre de ustedes, se alegró pensando ver mi día.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 8, 51-59

Jesús dijo a los judíos:

“Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás”.

Los judíos le dijeron: “Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y Tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra no morirá jamás’.

¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser Tú?”

Jesús respondió:

“Si Yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman "nuestro Dios", y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: "No lo conozco", sería, como ustedes, un mentiroso.

Pero Yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”.

Los judíos le dijeron: “Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?”

Jesús respondió:

“Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”.

Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo. Palabra del Señor.

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