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SOLEDAD

Parece obvio que un hombre que ha estado sufriendo durante treinta y ocho años quiera ser sanado, pero entonces, ¿por qué Jesús le pregunta? Por la misma razón que el hombre no responde que sí, sino culpando a alguien de por qué sigue en esa condición. El verdadero milagro parece ser la liberación de la parálisis de la ira que lleva dentro y que también ha nublado su deseo. L.M. Epicoco

Estamos ante un diálogo hermoso e inquietante, sería lindo hoy dejarnos interpelar por la pregunta que Jesús le dirige a este hombre... "¿Quieres sanarte?".

- ¿Quieres sanar de la búsqueda de tu bienestar y tu propio beneficio, para abrirte a relaciones hermosas y verdaderas con los demás?

- ¿Quieres sanar de la soledad que te aplasta y te impide mirar con objetividad la realidad que te rodea?

Sí, porque sólo podemos construir la Paz y la fraternidad si nos reconciliamos con "el otro" reconocido como compañero de camino y no como el "competidor" de turno.

Dejemos que la Palabra de Dios toque nuestras relaciones y nuestras fatigas.




En seguida el hombre se sanó.

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 5, 1-3a. 5-18

Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.

Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo "Betsata", que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos.

Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: “¿Quieres sanarte?”

Él respondió: “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes”.

Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y camina”.

En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar.

Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser sanado: “Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla”.

Él les respondió: “El que me sanó me dijo: "Toma tu camilla y camina"“. Ellos le preguntaron: “¿Quién es ese hombre que te dijo: ‘Toma tu camilla y camina’?”

Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.

Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: “Has sido sanado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía”.

El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había sanado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.

Él les respondió: “Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo”. Pero para los judíos ésta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre. Parola del Signore.


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