Si uno conoce la verdad de Dios, no le es difícil atestiguar esta verdad con palabras. El testimonio, sin embargo, tendrá toda su verdad en sí mismo sólo si está armonizado con el testimonio de vida. Si un hombre no vive de acuerdo con la verdad que anuncia, entonces su testimonio no es comunicación y no puede convencer. (Adrienne von Speyr)
Nos acercamos a la Pascua y los tonos del Evangelio son decididamente más duros, el clima empieza a ser cada vez más hostil hacia Jesús y hoy estamos invitados a tomar posición.
El Evangelio de hoy nos hace retroceder a su prólogo, de hecho, allí nos encontramos por primera vez con el término testimonio. El tema de la luz y el de la lámpara también encuentran una referencia en el prólogo.
Reflexionemos juntos sobre la imagen de la luz, esta es nuestra misión, convertirnos en una presencia luminosa entre las personas con las que nos encontramos todos los días.
Los primeros cristianos no tenían nada diferente a sus conciudadanos, sin embargo había algo en su forma de vida que los hacia reconocer en medio a los demás, así sea con nuestra vida y seremos un signo de paz en el mundo de hoy.
El que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su esperanza.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 5, 31-47
Jesús dijo a los judíos:
Si Yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría.
Pero hay otro que da testimonio de mí, y Yo sé que ese testimonio es verdadero.
Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad.
No es que Yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes. Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que Yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que Yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que Él envió.
Ustedes examinan las Escrituras, porque en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí, y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener Vida.
Mi gloria no viene de los hombres. Además, Yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes.
He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ése sí lo van a recibir. ¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que viene del único Dios?
No piensen que soy Yo el que los acusaré ante el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su esperanza.
Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito acerca de mí. Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que Yo les digo? Parola del Signore.
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